Visitar Berlin, es remontarse de inmediato al holocausto. Es inevitable. La ciudad turísticamente está fundamentada en esos episodios que nos muestran ese otro lado de la humanidad que no queremos recordar. El monumento al Holocausto en Berlín es impresionante, toma toda una cuadra, muy cerca de la Puerta de Brandemurgo. Sin embargo, tanta belleza en un lugar como Berlín, con toda la nieve que circunda sus espacios en el invierno y el frio imponente, lleva al visitante a medida que se adentra en sus instancia a olvidar lo que pasó y a disfrutar de la amplitud de sus estructuras y habitantes. Aveces es necesario remontarnos al pasado, para no repetir en el presente que nos ha tocado vivir, esas posturas que se asumieron y que todavía persisten.
La belleza de lugares tan ricos en historia, en sentires y en vivencias nos vuelve a sensibilizar. La Puerta de Brandenburgo construida en entre el 1788 al 1791. El Museo de los Judíos. El Muro de Berlín y el Checkpoint Charlie lugar de importante cotejo en los años 60. Hoy en sus alrededores el visitante puede disfrutar de varios museos llenos de artefactos que utilizaban para lograr pasar esas fronteras que existían y que ya son parte del pasado. Allí queda el recuerdo de tantos que arriesgaron sus vidas para cruzar el muro que perdió su propósito.
La literatura derrumba los muros que se construyen entre los pueblos. Conocer otras culturas y disfrutarlas es fundamental para un escritor. Hay otros espacios, otras veredas y caminos que recorrer. La creatividad se alimenta de las vivencias, de la experiencia y es deber del escritor llevarla con total responsabilidad a sus letras, transmitir eso que se siente al lector es la clave. Berlín es otro foco de creación. El muro lo hemos construido nosotros, lo hemos desmantelado y vuelto a reconstruir.Lo que siempre mostrará de que estamos hechos serán los valores, los principios y el respeto por los demás.